viernes, 3 de junio de 2011

De la Serie Puros Cuentos: Capitulo XX: "SARNAT"

Kultur-Tulum:


NARRATIVA Y CUENTO CORTO:


De la Serie Puros Cuentos: “9, 760 Kilómetros a través de la India”.

Parte XX: “SARNAT”


Un día antes de partir hacia Nepal, el viajero quiso pasar en Sarnat las primeras horas de su última mañana, por lo que ese día se levantó muy temprano para dirigirse a esa localidad, situada a unos treinta kilómetros de Varanasi.


Al nomás arribar al sitio elegido, una amplia explanada rodeada de hermosos y gigantescos árboles, notó algo extraño. Pudo observar a un pequeño grupo de cinco monjes, que rodeaban a una sexta persona, un yogui sentado en medio de ellos y quien al parecer era una especie de maestro venerable.


Aquellos monjes que lo encerraban dentro de tal círculo parecían ser sus discípulos. Todos estaban sentados en posición de yoga sobre la grama y en completo silencio. A diferencia de sus seguidores, el maestro tenía los ojos cerrados y todo parecía indicar que se encontraba en estado de profunda meditación.


Movido por una intensa curiosidad el viajero se acercó al grupo de místicos, y cuando estuvo a unos cuantos pasos de ellos, se detuvo y se animó a dirigirles algunas palabras.


__ Hola ¿Cómo están ustedes?


__ Muy bien, fue la respuesta lacónica que obtuvo de parte del más joven.


__ ¿Qué hacen?, preguntó de nuevo el turista.


__ Esperamos a que el Despertado retorne, contestó otro de ellos.


__ ¿Retorne de dónde?, preguntó intrigado el viajero.

__ Del nirvana, contestaron todos al unísono.

__ Ah, he oído antes esa palabra… pero en realidad eso no existe, se escuchó decir al turista.

__ No se puede decir que una cosa no existe sólo porque los tontos no la perciben, contestó de inmediato otro de los discípulos.

__ Está bien, pero si ese tipo de éxtasis en verdad existe, ¿para qué sirve?, inquirió el viajero.

__ El Despertado dice que es la única forma de liberarnos del sufrimiento…contestó el de mayor edad.

__ Pero el éxtasis es gozo y supongo que cuando vuestro maestro retorne de nuevo a la realidad, se sentirá de nuevo en la condición miserable de todos los humanos, ¿o no?, dijo el turista.

__ Usted está equivocado, el nirvana no es gozo, se escuchó terciar al más joven de los discípulos.

__ ¿Y entonces qué es?, preguntó el viajero, mientras arqueaba las cejas.


__ El nirvana es extinción, contestó de forma escueta aquel joven de cabeza rapada y largas ropas monacales.

¿Extinción de qué?, inquiro de nuevo el turista.

__ Extinción de la percepción binaria y condicionada de la realidad, respondió el mayor de ellos.

__ No comprendo. ¿Qué quiere usted decir con ello?, se escuchó preguntar de nuevo al viajero.

__ Se trata de sobrepasar el nivel de la experiencia humana profana…de reintegrar el nivel de lo condicionado, contestó aquel monje.

__ Se trata de la experimentación permanente de la irrealidad de la materia, dijo el más joven, terciando en aquella plática.

Justo en ese momento el maestro pareció volver a su estado normal y abrió los ojos. De inmediato los discípulos corrigieron la estricta posición vertical de sus espaldas, mientras el viajero quiso aprovechar la ocasión para interrogar al mentor espiritual.


__Dígame una cosa ¿Cómo es ser un Despertado? Preguntó con sincera ingenuidad el viajero.


El maestro únicamente levantó su mirada hacia el rostro de aquel turista, pero permaneció en silencio, sin responderle nada. Se hizo entonces un incomodo mutismo que solamente fue interrumpido por uno de aquellos monjes.

__ Si el Buda no quiere hablar del Liberado es porque el sabe que nada exacto se pude decir sobre el Despertado… todo lo que pueda expresarse sobre el nirvanado es que no pertenece a este mundo…respondió el mayor de los discípulos.

__ ¿Buda?, alcanzó a repetir y preguntar el viajero.


En ese preciso instante el turista escuchó como su propia pregunta rebotaba en sus oídos. Despertó y se percató que estaba hablando dormido. Apenas cambió levemente de posición descubrió que su cuerpo estaba bañado en sudor. Encendió la luz de su habitación y constató que eran las tres de la madrugada. Recordó entonces que ese día muy temprano visitaría Sarnat, el sitio sagrado donde el Buda dio su primer discurso luego de alcanzar la iluminación.

Fin

Sergio Barrios E.


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